Las funciones ejecutivas son indispensables en el día a día de todos los individuos, pues permiten la toma de decisiones, la elaboración de planes, la adaptación a los cambios en el entorno, la solución de problemas, el autocontrol y la regulación.

Ser capaz de concentrarse, retener y trabajar teniendo en cuenta la información, filtrar las distracciones y cambiar de marcha es como tener un sistema de control de tráfico aéreo en un aeropuerto concurrido para gestionar las llegadas y salidas de docenas de aviones en múltiples pistas. En el cerebro, este mecanismo de control del tráfico aéreo se denomina funcionamiento ejecutivo, un grupo de habilidades que nos ayuda a concentrarnos en múltiples flujos de información al mismo tiempo y a revisar los planes según sea necesario.

El período de mayor desarrollo de la función ejecutiva ocurre entre los seis y los ocho años. En este lapso los niños adquieren la capacidad de autorregular sus comportamientos y conductas, pueden fijarse metas y anticiparse a los eventos, sin depender de las instrucciones externas, aunque cierto grado de descontrol e impulsividad aún está presente. Algunas de las funciones ejecutivas continúan madurando hasta los 25 años de edad.

El vídeo que os presentamos a continuación ofrece una descripción general del sistema de “Control del tráfico aéreo”: cómo se desarrollan estas habilidades para toda la vida, cómo las experiencias tempranas dan forma al desarrollo de la función ejecutiva, qué puede interrumpir su desarrollo y cómo darles apoyo en la escuela y la vida.

Es un documento de trabajo conjunto del  Consejo Científico Nacional sobre el Niño en Desarrollo y el Foro Nacional sobre Políticas de la Primera Infancia.

Esta traducción fue posible con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.

FUENTE: https://developingchild.harvard.edu/

https://youtu.be/FxXjxpPrXgI

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