En numerosas ocasiones recordamos otras épocas, cuando éramos pequeños y construíamos mundos de fantasía o figuras con los materiales que teníamos al alcance de nuestras manos. Ya se sabe que la necesidad agudiza el ingenio y que la imaginación de los niños es siempre una gran aliada. Eran tiempos en los que se pagaba en pesetas, las llaves metálicas del coche tintineaban en el bolsillo de nuestros padres y los teléfonos móviles eran verdaderos ladrillos que sólo servían como teléfono.

Entonces el mejor entretenimiento era salir a jugar a la calle con tus amigos, pero en algún momento de tu vida descubrías una sala de recreativas arcade. Aquellas palancas y botones a las que algunos apenas llegaban, te permitían interactuar con unos personajes virtuales que precisaban de toda nuestra habilidad para llevar a cabo las misiones u objetivos que les habían sido encomendados. Ese fue seguramente, el primer contacto de muchos de nosotros con los videojuegos. 

Los tiempos han cambiado y hoy tenemos gráficos de última generación y consolas potentísimas que rivalizan con cualquier ordenador profesional. No obstante, los juegos se han llenado de todo tipo de pagos integrados, provocando en muchos casos gastos muy elevados y se ha perdido cierta inocencia que ha ido cediendo terreno a la violencia, escenarios apocalípticos o a otros mensajes negativos que terminan arraigando en la mente de los jugadores.

Debido a esto, desde el departamento de informática de nuestro colegio hemos pensado que es interesante volver a aquellos orígenes que las nuevas generaciones no han conocido y enseñarles a programar sus propios videojuegos.

A través de Scratch, podemos añadir código de programación a las distintas figuras y elementos que necesitemos, utilizando un lenguaje sencillo e intuitivo. De nuevo, el límite es nuestra imaginación ya que podemos añadir desde marcadores hasta todo tipo de elementos que enriquecen la experiencia de juego. Nuestro objetivo es acabar con un producto final que será muy similar a los primeros videojuegos como “PONG” o “PAC-MAN”.

Una vez todos los proyectos estén acabados a finales de marzo, hemos programado un evento llamado RETROWEEK en el que compartiremos con todos los demás cursos nuestras creaciones y además haremos un emulador con una Raspberry Pi, para posteriormente conocer los títulos más míticos de la historia del videojuego y los fundamentos de programación que hay tras ellos. Habrá torneos entre clases, retos, premios y muchas sorpresas más.

¡Todo sea por enseñar a nuestros estudiantes el poder de un pixel!